Adriano Luna no se cansa de agradecer a Dios. Su historia es como sacada de una novela. Alrededor de 31 años después pudo reencontrarse con la mujer a la que un día le entregó una de dos hijas que tuvo que dar en adopción cuando las condiciones económicas lo golpearon con tanta intensidad que no tuvo más alternativa que convencer a su esposa de dar ese paso y confiar la vida de su pequeñita a una desconocida.
Fuente: Diario Libre