Para poder establecer qué es esta festividad llamada “Acción de Gracias” en primer lugar debemos poner sobre la mesa la parte histórica del tema. El término gracia es de origen latín "gratia" que significa benevolencia, favor o beneficio que se recibe sin ningún tipo de merecimiento. Recordemos que esta tradición moderna del día de Acción de Gracias tiene sus orígenes en Estados Unidos, en el año 1623 en una celebración en Plymouth, actual estado de Massachusetts. También existen evidencias de que los colonos españoles en Texas realizaron celebraciones en el continente con anterioridad en 1598, y fiestas de agradecimiento en la colonia de Virginia. La fiesta en el año 1621 se celebró en agradecimiento por una buena cosecha y hoy en día se celebra el cuarto jueves del mes de noviembre.
Agradecer no es más que un sentimiento de benevolencia que siente o muestra alguien hacia la persona que le otorga un favor o beneficio. Me impacta de esta tradición que al igual que Jesús antes de ser entregado a su pasión, se conmemora el día de acción de gracia compartiendo la mesa, presentando la cosecha de nuestro año. Siempre he escuchado que cuando agradeces lo que tienes en tu vida, recibes más motivos para agradecer. De tal suerte, que la concepción ideológica del agradecimiento nos lleva a concluir que este trabaja en comunicación con el universo de manera reconstructiva y recíproca. Cuando agradeces todo le dices al universo “acepto lo que me entregas de manera perfecta”.
Agradecer de manera espontánea y natural toda situación nos pone en amplitud de pensamiento y en apertura de recibir todos los mensajes que el universo nos muestra. Me encanta el ejercicio de ver el vaso y opinar sobre su contenido, ver si está vacío o lleno, porque hace tiempo me convencí de que estoy cada día más agradecida porque a mí me tocó un vaso y porque yo elijo las cosas con las cuales llenaré ese vaso. Sentir gratitud por toda circunstancia nos llena de sabiduría, en los tiempos de adversidad obtenemos mucho aprendizaje, en los tiempos gloriosos nuestro corazón experimenta júbilo. Hasta en la Biblia el salmista expresó “He aprendido a contentarme cualquiera que ha sido mi situación”.
Cuando vemos esta tradición desde esta perspectiva positiva vemos que, ciertamente es parte de lo que tomamos del extranjerismo, porque viene por efectos de la migración y la diáspora la absorbe, y a la vez nos convencemos de que poco importa si la cena es con pavo, salmón o lechón, porque sentimos gratitud por el solo hecho de poder compartir la mesa. De ahí extraigo mi lema favorito: dar siempre gracias por todo. Hoy te invito a vivir en agradecimiento, a dar gracias por todo lo que la vida te muestra, a aprovechar el feedback de todo, de manera que, dedicando el inicio de cada día hasta su ocaso, agradeciendo una nueva oportunidad de para hacer las cosas de manera diferente, generes en tu vida el merecimiento que se desprende de estar agradecido.
Diomandy Castillo
