Pedro Martínez señaló que nunca permitió que tocaran a sus compañeros. “A los míos no”, comentó el inmortal de Cooperstown
Pedro Martínez era el primero en defender a sus compañeros. ¿Miedo? Ese término no estaba en su diccionario a la hora de lanzar adentro o dar un pelotazo.
“98 por ciento de los deadballs (pelotazos) que di fueron intencionales, que yo quería proteger mis compañeros, que no me le dé, que no me le dé, que no me gustaba que me le dieran a los compañeros míos, por h o por r, no me le dé”, dijo el tres veces ganador del premio Cy Young en una conversación en vivo (live) por Instagram.
En días recientes, Moisés Alou dijo que Pedro, con quien jugó en Montreal, era una especie de proyector especial, que no lo pensaba dos veces para responder a una agresión del rival.
“A los míos no, a los míos no. Nadie”, agregó el inmortal de Cooperstown, quien tuvo fama de “barbero” porque “afeitaba” a cualquiera con un lanzamiento.
Por igual, cuando daba un bolazo quedaba esa duda de que no fue a propósito por el enorme control que tenía.
Durante su carrera, que comenzó en 1992 y terminó en 2009, dio 141 pelotazos. En 1994, fue líder de Nacional al dar 11 con los Expos. En 2000, repartió 14 con Boston y 16 en 2004 con ese mismo equipo.
Pedro estuvo envuelto en muchas peleas y llegó a golpear a personas de sus afectos, pero en el terreno de juego no tenía amigos. “Si mi mamá se pasa y ta’pará en el plato y hay que tumbarla también...”, dijo el nativo de Manoguayabo. Por cierto, el miembro del Salón de la Fama tiene un consejo para los serpentineros de hoy día.
“A todos los pichers que están ahí afuera nunca se confíen en un bateador, así sea su hermano. Cuando usted le dé a un bateador, así sea su hermano, su papá, su tío, quién sea, no se deje llegar un pelotero nunca”. Habla la voz de la experiencia.
Fuente: El Caribe
