Me encanto la película de acuerdo a lo que se espera de la acción como género, como ciencia ficción es otra cosa. Quizás la mala recepción tiene que ver con la forma en que los humanos se relacionan con las máquinas en 2019.
En teoría, Terminator: Dark Fate tenía un pedigrí para el éxito. La franquicia de 35 años había flaqueado en los últimos años, pero el creador de la serie James Cameron y la estrella Linda Hamilton regresaron por primera vez en décadas para la última entrega, que se inauguró el viernes. Pero durante el fin de semana, la película fracasó en la taquilla y puso la franquicia en hielo.
¿Que pasó? Es posible que parte del problema sea que la relación del público con la tecnología ha cambiado drásticamente desde que Cameron introdujo por primera vez al mundo la noción de un cyborg asesino enviado desde el futuro por una IA asesina.
La franquicia de Terminator siempre ha tratado sobre lo que significa ser humano y lo que nos hace diferentes de las máquinas. Es una pregunta que se remonta a los primeros mitos humanos, que buscaban explicar cómo la humanidad difería del mundo animal. Del lado religioso, a menudo se reducía a una conexión privilegiada con poderes superiores, un dios todopoderoso o muchos dioses. Del lado filosófico, era nuestra conciencia. Pensamos, por eso somos especiales. Ser humano es de alguna forma ser único y eso nos ¨individualiza¨
Luego vinieron las máquinas. Dark Fate y las entregas anteriores de la franquicia Terminator giran en torno a la inteligencia artificial que representa una gran amenaza para el futuro de la humanidad, y están lejos de estar solos. Los autores han escrito sobre máquinas peligrosas e inteligentes al menos desde la década de 1870.
Pero ya sea que esté discutiendo la novela de Samuel Butler de 1872 Erewhon, en la que las máquinas desarrollan conciencia, o Dark Fate, la amenaza planteada por la IA no es solo física, sino metafísica… la llamada ¨singularidad¨ cuando llega siempre trae problemas a los humanos, como pudimos ver en ¨yo robot¨ y vengadores: la era de ultron.
El concepto de una computadora que posee inteligencia que rivaliza o supera la nuestra amenaza nuestra sensación de poseer una personalidad única basada en la inteligencia a la que nos hemos aferrado durante siglos. Las máquinas nos han hecho preguntar, una vez más, la pregunta, "¿Qué hace que los humanos sean especiales?" Pero la respuesta tradicional ya no funciona, al menos, no por mucho tiempo… no sabemos a ciencia cierta, solo podemos intuir o algo parecido, algunos dirán que es una ¨sensación¨.
En cambio, historias como Dark Fate enfatizan las diferencias fisiológicas entre humanos y máquinas. Los seres humanos están especialmente vivos en comparación con los seres artificialmente inteligentes porque estamos destinados a la muerte y la descomposición de una forma que las máquinas no. Las máquinas pueden actualizarse, reiniciarse, romperse y repararse como nuevas. Pero la gente no puede. Cicatrizamos, envejecemos, cargamos nuestros pecados a cuestas y a veces olvidamos cosas quitándonos aquello que nos hacía especiales. Inevitablemente morimos.
Dark Fate acentúa esta fragilidad. La película comienza con un adolescente John Connor siendo asesinado a tiros por un Terminator unos años después de los eventos de T2, para desesperación de su madre, que está presente pero no puede salvarlo. Como comenta más tarde Sarah Connor (Hamilton), mientras ha dedicado el resto de su vida a matar a Terminators en la memoria de John, que ha comenzado a olvidar la expresión de su rostro, ya que nunca le tomó fotos de él como seguridad y/o precaución. La forma en que se desarrolla esta revelación, enmarca sus imperfecciones humanas en contraste con la mecánica impecable de su compañero de conversación robótica y lógica abrumadora.
En comparación con las películas anteriores de Terminator, la nueva entrega dirigida por Tim Miller crea un espectro completo de persona a máquina. En el extremo humano están Sarah Connor y Dani Ramos (Natalia Reyes), y en el lado de la máquina está el modelo Terminator (Gabriel Luna) sin nombre, que solo imita a la humanidad en la medida en que lo ayudará a alcanzar su objetivo. de matar a su objetivo.
Y luego, en el medio, está el súper soldado aumentado Grace (Mackenzie Davis), un humano mejorado con componentes mecánicos, y Carl (Arnold Schwarzenegger), el viejo Terminator T-800 que ha pasado las últimas décadas aprendiendo sobre la humanidad y buscando emularla. Aunque puede mostrar un espectro, la imagen finalmente dibuja la línea firmemente en la arena en el punto medio: si estás a un lado, eres una persona humana real; por el otro, eres una simple máquina, entender una emoción no es lo mismo que sentirla.
Carl ha pasado suficiente tiempo entre las personas para casarse y criar al hijo de su esposa de una relación anterior como la suya, pero cuando Sarah Connor le pregunta si ama a su familia, dice que no tiene la capacidad de sentir eso profundamente ". no como un humano”. Aprecia a la humanidad y se esfuerza hacia la personalidad, pero no puede lograrlo por completo.
Por el contrario, después de darle a Grace una introducción ambigua, Dark Fate la coloca constantemente en el lado humano de la ecuación. Ella nació humana. La vemos como una niña en flashbacks, que en esta franquicia es exclusivamente humana, ya que los Terminator ya "nacen" en su forma adulta. Grace puede tener una fuerza sobrehumana, pero también muestra una serie de debilidades. Es solo cuando ven sus debilidades, la forma en que cicatriza y sangra y requiere ayuda médica debido a un problema de metabolismo derivado de sus mejoras mecánicas, que Sarah y Dani parecen aceptar completamente la insistencia de Grace de que ella es una persona y no una máquina. En este mundo, puedes ser una persona aumentada por maquinaria o una máquina que se esfuerza por emular algo parecido a la personalidad, pero al final del día ella quiere vivir.
Dark Fate no es la primera historia en hacer este argumento sobre lo ¨único¨ qué es ser humano, y ciertamente no será la última. Pero el hecho de que este argumento siga siendo relativamente popular no significa que sea absoluto, y, de hecho, la creencia en la superioridad humana sobre las máquinas es una que, particularmente en los últimos años, no impregna nuestra cultura del todo, como lo hizo una vez.
Al observar el rendimiento decepcionante de Dark Fate en la taquilla, es justo preguntarse si quizás una de las razones por las que la imagen podría no estar conectando tan bien con el público es su insistencia en mantener una estricta dicotomía hombre-máquina que privilegia a la humanidad solo porque tiene personalidad y es ¨especial¨
Si bien las noticias pueden estar llenas de historias que cuestionan la seguridad de la IA, los medios ficticios en general no son tan tecnofóbicos como solíamos serlo.
Con películas como Ex Machina que mantienen una postura ambigua sobre la personalidad de los cyborgs, y otras como Blade Runner 2049 y Alita: Battle Angel abrazando a los protagonistas del cyborg, tal vez no sea sorprendente que la generación criada en Wall-E esté entrando en la edad adulta al igual que los robots a medida que las personas se convierten en la norma en pantalla.
Dark Fate podría ser el mejor reinicio de Terminator que se haya intentado en los últimos años, pero tal vez la naturaleza de su premisa entre las diferencias entre humanos y robots haya pasado de moda más allá del punto de reparación.
Angel Lockward Cruz
