A pocas horas de que terminara el pasado proceso electoral del 5 de julio en que Luis Abinader resultó presidente electo de la República, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y la Fuerza del Pueblo comenzaron una lucha por la clasificación o no como mayoritario de esa nueva organización.
Para algunos, se vislumbra una fuerte batalla por el control de la oposición política luego de que el PLD se declarara principal partido opositor.
El problema viene desde antes de la salida del expresidente Leonel Fernández del PLD, organización en la que militó por 46 años y de la que fue presidente 18 de ellos.
La división entre el danilismo y leonelismo se dio tras este último acusar de fraude en las pasadas elecciones primarias del 6 de octubre y de irrespetar las reglas del partido morado, empujando este hecho a la ruptura y posterior alianza parcial a nivel congresual y municipal con el opositor Partido Revolucionario Moderno (PRM), para destronar al oficialismo.
Y así sucedió. Transcurridas las elecciones presidenciales y congresuales, el PLD pierde el poder y el control congresual.
Ahora, ante un nuevo panorama político, a partir de este 16 de agosto ambos serán opositores y querrán luchar por mantener el control del escenario político.
