“Las aguerridas y envalentonadas Águilas Cibaeñas”
El anterior era el estribillo de presentación que habitualmente empleaba el fenecido comentarista Fernandito González Tirado para al mismo tiempo describir el espíritu de lucha característico del equipo de béisbol con sede en Santiago de los Caballeros.
Esas cualidades nunca estuvieron más patentes que durante la postemporada de la campaña 2020-21 dedicada “In Memoriam” a don José Manuel Fernández en la que, viniendo de abajo en dos ocasiones, las Águilas se convirtieron en la franquicia más exitosa del Siglo XXI.
La eliminación de un déficit de 0-2 en la Serie Semifinal frente a los reinantes campeones Toros del Este, y la superación de una desventaja de 1-3 frente al poderoso equipo de los Gigantes en una inédita Serie Final exclusiva en la región del Cibao, fueron el sello indeleble en la heroica actuación de la tropa de Félix Fermín hacia la conquista de su séptima corona en la centuria actual.
Si bien el éxito del pasado 18 de enero niveló a las Águilas con los Tigres del Licey por la mayor cantidad de gallardetes en la historia con un total de 22, al mismo tiempo rompió el empate a 6 cetros por bando entre “los nuevos rivales” durante el período que inició en 2001.
Ciertamente, el triunfo fue un esfuerzo colectivo por parte de la tropa de Félix Fermín, el piloto más ganador en la historia del beisbol dominicano pero uno que no ganaba desde 2008 para una sequía de 13 años, en el que, sin embargo, hubo tres que pasaron con notas sobresalientes.
Ramón Torres, Francisco Peña y Juan Lagares ingresarán a la historia como “El Trío Grande” por sus aportes materiales e intangibles a la significativa corona.
Torres, una adición magnífica para las tres victorias finales, acopló perfectamente en las paradas cortas del cuadro interior, mientras bateaba de 14-6 (.429) con 4 impulsadas.
Peña, una inmensa muralla como “backstop” en los siete partidos de la serie, fue una fuente inesperada en el ataque con 7 hits en 21 turnos (.333) con 6 anotadas y par de jonrones.
Y Lagares, un halcón en la defensa del prado central y todas las zonas aledañas, fue un remolcador natural de carreras (10) con 3 jonrones que coronaron su accionar en el plato de 29-11 (.379).
El rebase del 0-2 en la Serie Semifinal y del 1-3 en la Serie Final fue un testimonio inequívoco de aquella frase que popularizó el inolvidable Fernandito.
Las Águilas libraron una batalla aguerrida, propia de un equipo valiente que nunca se rindió.
