Para fortalecer las buenas o malas conductas sólo hace falta un elemento; El Refuerzo continuo.
Un reforzador positivo psicológico es un acontecimiento que, presentado inmediatamente después de una conducta, provoca que la frecuencia o la posibilidad de que ocurra la conducta aumenten. Grosso modo significa recompensa o premio.
Cuando hablamos de premio o recompensa nos referimos a algo más que un regalo físico, ya que un regalo no todo el tiempo es posible pero si las palabras de afirmación, esas que sellen la buena conducta, por ejemplo; que bien lo has hecho, me gusta cómo haces tal o cual cosa, eso que haces tiene tu sello, no creo que nadie lo haga con tanto cariño o tan bien cómo tú, en verdad eres importante para mí, haciendo esto que haces me haces sentir muy orgulloso de tu nivel de compromiso, eres digno, eres especial para mí, eres hermoso, eres única, que bien se siente tenerte como hijo, me alegra la vida a tu lado, te amo.
En cambio, la crítica constante, los bochornos, las amenazas, el gritar, subir la voz, acosar, golpear, maltratar y castigar todo el tiempo nos alejan y crean un muro entre nuestra paternidad y nuestros hijos. Ojo no se trata de no corregir, pues quien no corrige a su hijo no le ama (Proverbios 13:24) pero cabe destacar que muchos padres se enfocan constantemente en castigar una conducta sin investigar por qué ha surgido. Toda conducta surge por una necesidad emocional y busca una respuesta, entonces cómo padres sabios antes de castigar debemos investigar porqué surgió y cómo eliminarla sin dañas las emociones. Cosificar y no personalizar las conductas protege el alma de los niños.
Ejemplo; ¿te has portado de manera incorrecta, debemos conversar y debes decirme a que se debe o porqué crees que te has comportado así? Si su hijo no desea hablar en el momento es un indicador de que; o está evadiendo la confrontación o en verdad está muy enojado. Dele su espacio y luego vuelva a intervenir. Si la conducta negativa persiste busque ayuda.
No dé por sentado que su hijo sabe todas las reglas de la casa, recuerde que su cerebro está en formación y en la adolescencia todo es cambiante en su mente, mantenga usted la cordura, la coherencia, la paz, el equilibrio y sobre todo el respeto. No grite, no insulte, no ofenda con palabras que luego tendrán consecuencias negativas.
No pierdas más el tiempo en reforzar los malos comportamientos destacándolos y mucho menos delante de otros (NUNCA CORRIJAS EN PÚBLICO A TU HIJO) porqué este hecho puede dañar permanentemente no sólo la autoestima de tu hijo sino que puede quebrar para siempre el cariño, amor, respeto y admiración interna que este siente por ti.
Recuerda tú construyes cada día en el lienzo de la vida de tu hijo que te fue dado en blanco el destino que deseas para el/ella. Tienes mucho poder, se sabe, escoger bien y discriminar entre lo que debes batallar, corregir, amonestar, acompañar en silencio, en algunos casos conviene más el no comentar nada al respecto de lo que ves, sino retirarte, meditar y luego en el momento apropiado conversar o sancionar y por supuesto nunca le dejes de apoyar!
Lic. Johanna Ubiera U.
