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¿Se puede resolver la apatridia? (primera parte)



La primera pregunta que nos debemos hacer es ¿qué es un apátrida?


En un sentido histórico estricto, la apatridia es de forma simple la condición humana por defecto que existió universalmente desde la evolución de la especie humana hasta el aparecimiento de las primeras civilizaciones humanas. Históricamente, en todas las regiones habitadas de la Tierra, antes del levantamiento de los estados como entidades políticas, los humanos se constituyeron en grupos tribales. En ausencia de leyes escritas y basados en la costumbre, se esperaba que las almas que vivían en entornos tribales se adhirieran a las costumbres tribales y debían lealtad a su tribu y/o líderes tribales. Pero eso tenía limites ya que poco a poco se irían convirtiendo en estados y se desarrolló una distinción entre aquellos que tenían algún tipo de vinculación legal a una entidad política más compleja reconocida como estado en oposición con aquellos que no la tenían y estaban sin hogar al cual volver.


Históricamente, existe una correlación considerable entre aquellos que cumplirían con la definición moderna de apatridia y aquellos que las clases dominantes contemporáneas de los estados existentes habrían considerado meros bárbaros. Esta era la idea prevaleciente en el mundo grecorromano, la creación de los ciudadanos, los hombres libres, los esclavos, los extranjeros afectarían al mundo antiguo, así como la época medieval, según el Doctor Lockward Mella. Un caso que nos persigue es el de los 'gitanos', las comunidades romaníes fueron consideradas con frecuencia como vagabundas y forasteras, a pesar de estar presentes en Europa durante siglos, y con frecuencia no se las consideraba pertenecientes a ningún estado.


Pero es en la víspera de la primera guerra mundial ya vemos los problemas políticos, humanos, legales y sociales de aquellos individuos ¨olvidados¨ por los imperios, en especial por el imperio Astro-húngaro, el Otomano y la Rusia del Zar Nicolas II ya que los europeos consideraban inconcebible e inmoral que un estado 'civilizado' privara deliberadamente a un individuo o todo un grupo de nacionalidad. Así, cuando Rumania privó a sus súbditos judíos de la ciudadanía, las potencias europeas reunidas en el Congreso de Berlín resolvieron que un estado civilizado no necesitaba aceptar esa decisión. Sin embargo, los estados europeos eran libres de actuar como quisieran en lo que respecta a los súbditos coloniales, que podían considerarse "nacionales" pero no ciudadanos de pleno derecho problema no resuelto a pesar de las independencias en América); la misma distinción se aplicaba a los “indios americanos” en los EEUU. Mientras tanto, a medida que la migración de Rusia y Europa del Este se multiplicaba a fines del siglo XIX, los abogados internacionales insistieron en que el mantenimiento de un orden internacional implicaba la ausencia de apatridia reconocida. En fin, era un problema que nadie quería en ese momento resolver.


¿Por qué la situación explota con la Primera Guerra Mundial, los nuevos estados y la agenda internacional de minorías y refugiados? “El cielo de la teoría legal se encontró así con la realidad del desastre humanitario en las ciudades capitales de Viena, Praga y Budapest” dice la escritora Mira Siegelberg. Ahora surgían las preguntas sencillas pero que nadie quiere responder: ¿tenían las minorías, los refugiados y los apátridas una “personalidad jurídica”? ¿Tuvieron que depender de la protección bien intencionada pero incierta de las oficinas creadas por la Liga de las Naciones? Si bien Fridtjof Nansen, el nuevo Alto Comisionado para los Refugiados de la Liga, consideró la presencia de refugiados rusos como un problema humanitario susceptible de soluciones técnicas, ya sea repatriación o reasentamiento, los abogados internacionales, incluidos los mismos refugiados rusos, argumentaron que la Liga debería sacudir su apatridia, a raíz de la decisión soviética de desnacionalizarlos (iniciando el conflicto siempre presente de la interpretación legal de los países afectados). A medida que se desvanecía cualquier perspectiva de recuperar su condición de ciudadano ante el Estado que lo había olvidado, la cuestión de su estatus se transfiguró en preguntas fundamentales sobre el orden internacional y sobre la naturaleza del estado mismo.


Una forma sencilla de contar la historia de la apatridia es indagar el origen de los acuerdos internacionales, en particular la adopción por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1954 de la Convención sobre el Estatuto de los Apátridas en 1954, según la cual una persona apátrida es cualquiera. que no sea considerado como nacional por ningún Estado de conformidad con su legislación. (esto nos significa que una persona sea apátrida debido a que no ha sido declarado por un estado que reconoce la nacionalidad de sus padres ya que es responsabilidad del padre la declaración y del estado de cumplir con su rol con el individuo)


En manos menos competentes, existe el riesgo de que una historia intelectual de la apatridia sea una lectura aburrida (en especial por nosotros lo que tenemos nacionalidad y pasaporte). Sin duda, la narrativa ocasionalmente pierde impulso en los recursos legales de abogados que no entienden el concepto en su dimensión. Pero debemos perseveraren entender su importancia, porque los debates conservan su importancia y porque en especial los dominicanos debemos estar siempre atento a los matices de la opinión contemporánea.


Debemos insistir en la necesidad de una perspectiva de los que defienden y sostienen que la vida humana tiene una finalidad que es la búsqueda de la felicidad, ya que sabemos que el mundo es cruel y frio pero sin derechos o acceso a nuestras garantías constitucionales proporcionadas por un estado lo es aun más difícil y más coloreada de nuestra realidad, basada en una lectura atenta que no se limita a un elenco relativamente pequeño de abogados internacionales que no manejan la diplomacia o la política. La apatridia se convierte así en una razón para pensar la relación entre el Estado, el orden jurídico internacional y el individuo, y cómo esta relación se reinventa constantemente.




Angel Gilberto Lockward Cruz

Con información adicional de Statelessness: A Modern History de Mira Siegelberg

Entrevista con el Dr. Angel Lockward Mella Doctor en derecho (entrevista reducida por claridad )

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