“La peor parte de conservar los recuerdos no es el dolor. Es la soledad que se queda contigo. Los recuerdos deben compartirse”.
Lois Lowry
Vivimos en una gran paradoja: la sociedad está más conectada digitalmente que nunca, pero los sentimientos de desconexión están surgiendo por todos lados, no es la emoción que te destruía a los 20, más bien es la falta de color e intención en las cosas que haces, como si funcionaras en piloto automático. En una era definida por una mayor conectividad tecnológica, la soledad moderna sigue siendo un desafío extendido, lo peor muchos la reconocemos y la aceptamos como su fuera un punto que no podemos vencer.
Lo primero es entender que la naturaleza cambiante de la comunidad y el sentimiento de pertenencia que irrevocablemente, mucha gente siente que no pertenece a ningún lugar. Las colectividades ya no están limitadas geográficamente, sino que se forman en línea o en torno a intereses compartidos. Este cambio ha fragmentado los sistemas de apoyo tradicionales, lo que ha llevado a relaciones transitorias donde muchas veces sientes que ningún sitio es tu hogar
La cultura laboral también ha impactado la soledad. El auge del trabajo remoto y la economía de los trabajos por encargo, si bien ofrecen flexibilidad, han reducido las oportunidades de interacciones en persona. Los entornos laborales competitivos aíslan aún más a las personas, lo que hace que las conexiones significativas en el lugar de trabajo sean raras, las diferencias entre las expectativas entre la generación X (nacidos antes del 1979) y la generación Z (2001 en adelante) es inmenso.
Para captar verdaderamente la esencia de la soledad moderna, es importante observar la calidad de nuestras interacciones y no solo su cantidad. Se trata de formar conexiones que sean significativas y satisfactorias. Abordar la soledad requiere esfuerzos tanto a nivel personal como social. Individualmente, implica buscar activamente relaciones significativas y estar abierto a conectarse en diferentes áreas de la vida (saliendo de las actividades que, aunque conocidas no te permiten crecer como persona). Desde el punto de vista social, exige una reevaluación de nuestras estructuras y sistemas comunitarios, garantizando que estén diseñados para fomentar un sentido de pertenencia y conexión.
La empatía es una herramienta vital para combatir los sentimientos de aislamiento que caracterizan la soledad moderna, es importante entender que ser asertivo sobre tus necesidades y expectativas no está mal. Al hacer un esfuerzo por comprender y conectarnos con las experiencias de los demás, podemos cerrar las brechas emocionales que contribuyen a los sentimientos de aislamiento. Este proceso implica escuchar activamente y relacionarse con los demás, así como compartir abiertamente nuestras propias experiencias de soledad.
Muchos buscan la realización social volviendo al trabajo de oficina, uniéndose a clubes y tratando de profundizar sus relaciones. Pero la responsabilidad no recae únicamente en los individuos. Los inversores en tecnología están tomando nota y respaldando empresas que buscan aliviar la soledad.
En una encuesta de consumidores de LendingTree de 2022, casi cuatro de cada cinco encuestados de todos los grupos demográficos dijeron que las citas podrían ser más fáciles si tuvieran más dinero, mientras que uno de cada cinco dijo que tenían menos citas debido a la inflación, algunos asumen que cierta cantidad de ¨chapeo¨ es tolerable para no estar solo.
La soledad puede parecer una carga pesada, pero es una experiencia compartida. La soledad moderna es un tema complejo, entretejido en el lienzo de nuestra sociedad. Abordarlo requiere un enfoque multifacético que reflexione la interacción entre la tecnología, las estructuras sociales y los comportamientos individuales. Durante este tiempo nos hemos encontrado en la búsqueda colectiva de una conexión y pertenencia significativas. Al hacerlo, abordamos nuestros propios sentimientos de aislamiento y contribuimos a un mundo más conectado y empático.
Angel Gilberto Lockward Cruz
