El concepto de masculinidad generalmente es diluido entre diversas percepciones sobre la lucha contra la discriminación de género y las ideas conservadoras de una sociedad, marcada por los patrones de nuestros ancestros. Durante mucho tiempo la masculinidad ha sido definida como el conjunto de características que la sociedad supone que definen a los hombres, esbozando rasgos tanto biológicos como culturales. En tanto que, distintas corrientes académicas definen la masculinidad como un conjunto de atributos, comportamientos y roles asociados con los hombres, niños y adultos, distinto de la definición del sexo anatómico masculino.
En esta línea de pensamiento académico, desde los estudios de género, se ha señalado que la masculinidad es también la construcción cultural de género que designa el rol de los varones en la sociedad. En la última década se ha venido trabajando un tipo de masculinidad catalogada como positiva por su carácter no sexista ni homofóbico, promotor de una vivencia de masculinidad más amplia, diversificada, dinámica, plural y abierta. Es sobre este enfoque que se crea en la República Dominicana, la Comisión para la Igualdad de Género, con el objetivo de monitorear e informar del cumplimiento de las acciones aprobadas en el marco de la Política de Igualdad de Género del Poder Judicial Dominicano.
La cuestión es determinar si las hembras y los varones están dispuestos a asumir una nueva concepción de la masculinidad. Esta nueva concepción, más amplia de la masculinidad, ya no se trata de un asunto demandado únicamente por las hembras, también refleja el deseo de muchos varones que diariamente realizan, de manera soterrada o reprimida, diversas prácticas y vivencias, desde posiciones íntimas, sociales y políticas, distintas a las tradicionalmente establecidas, para fortalecer una masculinidad positiva.
Por otra parte, la preocupación de los varones anti-patriarcales de hoy ya no se plantea como temor a la homosexualidad, sino más bien, como el deseo de encontrar el modo de no dejarse “feminizar”. Los nuevos varones no temen realmente a la asunción de ciertas actitudes consideradas tradicionalmente como femeninas. Es impresionante ver, por ejemplo, como el arte culinario es actualmente dominado en muchas regiones por varones, que se han destacado en este rol, sin afectar su masculinidad. El objetivo es trabajar de manera que esta tendencia traiga consigo una corriente realmente transformadora.
La intención es avanzar hacia una concepción más abierta, que nos lleve a valorar y respetar la individualidad de las personas sin enfocarnos en las diferencias de género, color, religión o nacionalidad. Que forjemos juntos una cultura de accionar positivo en términos generalizados, desde nuestros hogares, desde las escuelas y en los distintos escenarios de la cotidianidad. Valoremos la esencia de las personas, fluyamos con los cambios que propone la era moderna, siempre en busca del bien común, apoyando el desmonte de tendencias separatistas, cambiando paradigmas y transformando nuestra sociedad en un entorno positivo e inclusivo.
Diomandy Castillo
